No está,
apenas una silueta indiferente
parpadea en el faro,
donde un barco atascado
se resigna a la veda de las olas.
Sin impulso, sin enjambre de aguas,
sin latido de calamares,
sin el abisal tritón
con su caracola
despertando de su sueño a
las mareas.
No hay nada
en el fondo del corazón marino,
ni un azul, ni un verde en las rocas
donde asirse, náufragos centellean a lo lejos.
con sus manos aferradas al candil de la noche.
Las gaviotas lanzan plumas salvavidas
que trinquetes mancos atrapan con la mirada.
No queda aventura en
la violeta tempestad,
que agitada se mecía en la aurora del tiempo,
ni una sola esperanza para la barcaza
que antes era un Titanic sobre montañas.
Alguien barre las hojas de los mares,
el otoño es agua sobre un mantel
de anclas oxidadas.
Ayer era todo amanecer,
hoy la piedra parte en dos la gota
y convulsa el pulso de las corrientes.
Nada, ni un solo pez de tierra
en un puerto que no sabe si podrá,
desanclar todo aquello que se ama.
Anouna Fabio
3 comentarios:
imposible sujetar a firme lo amado
ni obligar ni apresarlo
precioso poema Anita
me alegro mucho de que publiques acá y le des tu poesía a este espacio colectivo
abrazo energético
Gracias a ti Elisa por el buen empujón a este espacio. Y me has dado una idea para el final del poema, así que gracias a ello he cambiado una palabra y el sentido es otro.
Abrazos
me dejas la sensación de aquellos momentos en que es difícil, muy difícil salir adelante y despojarse.
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