Kriztian Gakan
Padre nuestro,
que estás en los cielos
secretamente colgando
de maderos enmohecidos
mientras,
al ritmo de tarantelas
prostitutas y viejas
beatas te veneran
Santificado sea tu
nombre
y de los hombres su
voluntad
esclavizada
por el pecado original
entre espinos
ensangrentados
Venga a nosotros tu
reino
hágase tu voluntad
entregada en un beso
envolviendo
con aroma a olivo
las promesas de
medianoche
Perdona nuestras
ofensas
que son heridas llamada
infancia
agobio de anunciaciones
moribundas
que ancianas vieron
parir
4 comentarios:
este lo comenté en tu blog Kris
reitero mis felicitaciones
abrazos y me alegro de que vuelvas a publicar
estoy muy feliz de verte otra vez!!!
Tiene una profundidad hermosa este poema. Es tan sutil que su transgresión se hace tierna.
Sólo me queda decir...Amén.
Abrazos
Anouna Fabio
Magnífico, como poema y como plegaria, que una cosa no excluye la otra. Felicitaciones!
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