DOS PARES DE OJOS
En la semioscuridad, dos pares de ojos
observaban inquisitivamente
cada gesto que hacía
el olor del perfume envolvía
cada rincón de la pieza
En los tuyos había reproche
y rabia contenida,
en los de él una gran ternura,
sospechabas mil tonteras
pestañeabas con cierto tic en tu ojo izquierdo.
En los ojos de él compresión
y obediencia,
tuve un gran conflicto
y al final me quedé con mi gato regalón.
REFLEJOS
Enjambres de avispas rodean tu cuerpo
reflejos de imágenes
faroles en perspectivas
calles bulliciosas
aguijones traspasan tu cuerpo
eres un ente ante la masa existente
te dejas llevar por el enjambre de avispas
Ya se ha olvidado que somos humanos,
y somos un cero
cero
cero.
en una computadora con nuestro chip apagado.
EL ESPEJO
Quizás ella no quiera mirarse al espejo
pues delataría secretos impuros
dando paso al cierre de una puerta sin llave.
Quizás tenga miedo de ver su propia sombra vagando
en los rincones que amaba,
olvidaba que a cierta hora del día se ponía a bailar sensualmente
se le erizaban los pezones
y las caderas las movía al ritmo de un soul,
aquel espectáculo era solamente para él,
que la miraba de reojo y movía la cabeza
diciendo en vos baja : - loca,
la consentía a veces dejando una rosa en la mesa,
con su silencio a cuestas cerraba la puerta pausadamente,
ella duda en mirarse al espejo no imagina retroceder
los momentos pues revelaría
sus secreto más profundos
Ahora ya es muy tarde el reloj se detuvo a destiempo
el espejo deja traslucir su figura que sigue bailando,
bailando sin detener su frenesí
nadie la podría juzgar
porque su esencia natural se lo impediría..
Así sin mediar en perjuicios ajenos
sigue su habitual rutina…
SANTIAGO DE NOCHE
Se acerca la noche a paso lento
los faroles alumbran las calles
todo se va inundando de música y rostros singulares,
el rojo carmesí hace sonreír,
la catedral y las palomas duermen después de un DIA común,
y allí en medio de la cuidad se abre un mundo nuevo;
las floristas, los autos,
los personajes con máscaras fantasiosas dan rienda suelta a sus vidas.
Un mendigo ruega por un pitillo,
los amores extraños se escabullen en medio de la nada,
las plazoletas son cómplices de risas y llantos
amanece y los barredores lavan la cara de la cuidad.
El campanario de la iglesia San Francisco da sonidos anunciando el día
que bulle y grita con nuevos pasos agitados
que van hacia destinos diferentes de un día más,
y sigue la espera de otra noche en horas marcadas
por un reloj tirado en el suelo.